En cuanto al género las bases originales de la cultura prehispánica, en general, no manifestaban desigualdades y sojuzgamiento evidente entre hombre y mujeres; de tal manera que diferencia significa distinguir entre rasgos, prácticas y costumbres distintas dentro de un todo, donde no necesariamente esas diferencias tenían que significar desproporción en la calida ni cantidad de derechos y obligaciones, se era diferente mas no desigual. Se ocupaban espacios distintos que no implicaban inferioridad o superioridad.
La mujer maya, no sólo ocupó cargos políticos y participó en el control y transferencia del poder, sino que existieron mujeres guerreras, líderes sacerdotisas, maestras, parteras, curanderas; además, la mujer común realizó un papel importante en el desarrollo de la sociedad y en la reproducción familiar.
La arqueología muestra la actividad de la mujer en labores productivas a través de innumerables objetos arqueológicos. Se hace referencia a las muchas vasijas de cerámica de carácter doméstico, que hoy adornan las vitrinas de los museos; éstas, pasaron por las manos de las mujeres.
También existen figurillas de cerámica que muestran los rasgos físicos, vestimenta, peinado, actividades económicas, usos, costumbres de la sociedad maya del periodo clásico. Estas figurillas nos indican la importante actividad económica desempeñada por la mujer maya en la elaboración de textiles, el arte plumario, la cestería, así como las representaciones de deidades femeninas de importancia en el panteón maya (Benavides 1998:38).
Son celosas y algunas tanto que ponían las manos en quien tienen celos, y tan coléricas y enojadas aunque harto mansas, algunas solían dar vueltas de pelo a los maridos con hacerlo ellos pocas veces. Son grandes trabajadoras y vividoras porque de ellas cuelgan los mayores y más trabajos de la sustentación de sus casas y educación de sus hijos y paga de tributos, y con todo eso, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus mantenimientos. Son la maravilla granjeras, velando de noche el rato que de servir les queda, yendo a los mercados a comprar y vender sus cosillas... crían aves de las suyas y de las de castilla para vender y para comer. Crían pájaros para su recreación y para las plumas con las que hacen ropas galanas, crían otros animales domésticos... (Landa 1978:57).
Las fuentes nos hablan de la importancia de la participación de la mujer maya en el ámbito familiar y social. Hernández menciona que “las mujeres mayas trabajan constantemente para dominar a sus maridos y les reprobaban cuanto hacían sin su consejo” (Hernández 1846: 298).
Las mujeres, aparte de las tareas domésticas y la preparación de alimentos, se ocupaban del solar familiar donde se cultivaban hortalizas y árboles frutales, tanto autóctonos como españoles, y criaban pavos y gallinas para pagar tributos y obtener huevos, ya que las aves rara vez eran consumidas por ellos mismos (Farriss 1992.215).
La manufactura era una actividad de vital importancia que realizaba la mujer; elaboraba petates, canastos, cuerdas de henequén, alfarería, sandalias de piel de venado y el hilado y tejido en su telar de cintura. Esta última actividad fue vital para la familia debido a que las mujeres se ocupaban de pagar la mayor parte de los impuestos hilando y tejiendo (Farriss 1992:267).
De la misma manera las mujeres, el mismo Landa nos menciona que se ayudaban unas a otras al hilar las telas (Landa 1982:57).
El papel de la mujer maya fue fundamental y hay que erradicar la idea de que mientras el hombre cumplía un papel de productor la mujer se empeñaba en la reproducción, como si estuviera confinada solamente a tener hijos ara que con ellos se fortaleciera la comunidad. Esa idea no hace justicia a las mujeres, ya que si bien la reproducción en sí misma fue y es vital; en la reproducción de sus usos y costumbres y en la reproducción simbólica, también fue importante el actuar de la mujer.
Más aún, hay que resaltar que también tuvo un papel reproductor, como ha quedado muy claro, tanto en el cultivo en el solar de frutas y verduras, miel, cría de aves de corral para el consumo familiar, para su comercialización o para tributación; sin olvidarnos, por supuesto, de la manufactura de las mantas de algodón, confeccionadas básicamente para el pago de tributos. Todo lo anterior la ubica como compañera, constructora y también, al igual que el hombre, como soporte familiar; es decir, productora.
Además:
En la sociedad maya antigua, hubo mujeres que desempeñaron importantes cargos políticos e incluso el de autoridad suprema en algunas grandes ciudades. (...)
En Palenque, sabemos que de sus doce gobernantes dos fueron mujeres (...). La señora Kanal Ikal inició su reinado en 583 d.C. y lo ejerció hasta su muerte, ocurrida en 604 d.C. Su hijo Ac Kan ocupó el trono ocho años y, después de él, una mujer se hizo cargo nuevamente del gobierno, la señora Zac Kuk, quien reinó del 612 d.C. al 640 d.C. (...)
[Por su parte], las mujeres mayas comunes eran el eje del hogar en:
a) la preparación de alimentos.
b) en la crianza de los niños.
c) en el de desempeño de otras labores productivas.
Dejaron su huella en innumerables documentos arqueológicos como las vasijas de cerámica que hoy engalanan los museos y que ellas elaboraron y ocuparon a diario, y los metates o piedras de moler que nunca faltaron en las viviendas de las antiguas ciudades mayas. (...)
Las figurillas también indican que otra importante actividad económica desarrollada por las mujeres era la elaboración de textiles. La cestería, la elaboración de esteras y el arte plumario también parecen haber estado en sus manos.
Antonio Benavides: Las mujeres mayas de ayer.
En Revista Arqueología, vol. V, número 29, año 1998
Fray Diego de Landa, sacerdote español, trabajaba incansablemente para la sujeción maya al gobierno español, en sus ilustraciones acerca de la mujer no tuvo reparo en describir todas las actividades que la mujer realizaba, además de plasmar aspectos de su carácter.
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